Salmo 6 | Versión completa | Explicado

El Salmo 6 es considerado uno de los Salmos penitenciales, junto con los Salmos 32, 38, 51, 102 y 130, por su tono de arrepentimiento y súplica al Señor. En este Salmo, el autor hace una petición al Señor para que se apiade de él y lo libre de sus aflicciones y pecados.

El Salmo comienza con la petición del autor al Señor para que no lo reprenda en su ira y lo corrija con su juicio, sino que se apiade de él y le conceda su gracia y misericordia. El autor reconoce su pecado y su culpa ante el Señor, y confía en que Dios lo escuchará y lo perdonará.

En la segunda parte del Salmo, el autor describe su sufrimiento y angustia, pidiendo al Señor que tenga compasión de él y lo libere de sus enemigos y del peligro que lo rodea. El autor confía en la fidelidad y la justicia de Dios, y espera que el Señor lo salve de sus aflicciones.

En la tercera parte del Salmo, el autor expresa su confianza en el Señor y su esperanza en su salvación. El autor alaba al Señor por su misericordia y su amor, y por escuchar sus súplicas y sus ruegos. El autor se siente fortalecido por la presencia del Señor en su vida, y confía en que Dios lo hará salir victorioso de sus pruebas y dificultades.

En la cuarta parte del Salmo, el autor se dirige a sus enemigos y los amenaza con la ira de Dios, pidiéndoles que se aparten de él y respeten su santidad. El autor les dice que el Señor lo ha escuchado y lo ha librado de sus pecados y de sus aflicciones, y les da a entender que no serán tolerados aquellos que quieran dañarlo.

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En la última parte del Salmo, el autor concluye con una expresión de confianza en el Señor y su poder para salvar. El autor pide al Señor que escuche sus ruegos y le conceda su gracia y su salvación, y se compromete a glorificar al Señor por siempre y por todos los siglos.

¿Qué dice el Salmo 6?



Oh Señor, no me reprendas en tu enojo
ni me castigues en tu furor.
Ten piedad de mí, Señor, porque estoy débil;
sáname, Señor, porque mis huesos están temblando.

Mi alma está profundamente angustiada;
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?
Vuélvete, Señor, libera mi alma;
sálvame por tu misericordia.

En la muerte nadie te recuerda;
¿quién te dará gracias en el sepulcro?

Estoy agotado por mi gemido;
cada noche inundo de llanto mi lecho,
inundo mi cama de lágrimas.

Mis ojos están consumidos de tristeza;
están desgastados a causa de mis adversarios.

Alejaos de mí, todos los que hacéis iniquidad,
porque el Señor ha oyado mi llanto.

El Señor ha escuchado mi súplica;
el Señor ha aceptado mi oración.

Sean avergonzados y perturbados todos mis enemigos,
vuélvanse atrás y sean repentinamente avergonzados.



¿Qué enseñanzas nos deja el Salmo 6 católico?

El Salmo 6 es una oración de súplica en la que el salmista pide a Dios que tenga misericordia de él y lo libre de su dolor y sufrimiento. El salmista se encuentra en una situación desesperada y angustiosa, y clama a Dios buscando su ayuda y su pronta intervención.

A través de este salmo, aprendemos la importancia de reconocer nuestra dependencia de Dios en momentos de dificultad y dolor. También se nos recuerda que Dios es un Dios de amor y misericordia, que escucha nuestras oraciones y responde a ellas en su tiempo y a su manera.

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Además, el Salmo 6 nos enseña la importancia de confiar en Dios y su promesa de guiarnos y protegernos en todos los momentos de nuestra vida. A través de la fe y la confianza en Dios, podemos superar las pruebas y tribulaciones.

En resumen, el Salmo 6 nos invita a buscar la ayuda de Dios en momentos de necesidad y a confiar en su amor y misericordia para llevarnos a través de las dificultades que enfrentamos.




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