El Salmo 22 es un poema lírico en el que se expresa el dolor y el sufrimiento de un ser humano que se siente abandonado por Dios. El salmista comienza con una exclamación desesperada: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (versículo 1). Esta frase, que también pronunció Jesús en la cruz, refleja la sensación de que Dios ha dado la espalda a quien está sufriendo.
A pesar de ello, el salmista no se rinde y sigue clamando a Dios en busca de ayuda y consuelo. En los versículos siguientes, describe el dolor que siente en su cuerpo: «Todos mis huesos están a la vista; como leones me cercan y me atacan» (versículo 14). También se refiere a la humillación que ha sufrido a manos de sus enemigos: «Se reparten mis vestiduras entre ellos y sortean mi túnica» (versículo 19).
Pero el salmista no pierde la esperanza y sigue confiando en Dios. En el versículo 24, proclama su fe en que Dios «no ha despreciado ni despreciará al desgraciado que clama a él». Cree firmemente que Dios escuchará su súplica y le concederá la salvación que busca. Esta confianza se ve recompensada en los últimos versículos del salmo, en los que el salmista alaba a Dios por su gran misericordia y bondad.
En general, el Salmo 22 es un canto a la fe y a la esperanza en tiempos de sufrimiento. A través de sus versos, el salmista nos muestra que incluso en los momentos más oscuros, es posible mantener la confianza en Dios y encontrar consuelo en su amor y su gracia. Es un salmo que ha resonado a través de los siglos y ha brindado consuelo a innumerables personas que han sufrido dolores físicos o emocionales.
El Salmo 22 es también una profecía mesiánica, ya que muchos de sus versículos describen el sufrimiento de Jesús en la cruz. Por ejemplo, el versículo 18 dice: «Se reparten mis vestiduras entre ellos y sortean mi túnica», lo cual se cumplió cuando los soldados romanos se repartieron la ropa de Jesús después de crucificarlo. El salmo, en este sentido, es una prefiguración de la obra redentora de Cristo, que sufrió la muerte en la cruz para salvar a la humanidad.
¿Qué dice el Salmo 22?
Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
¿Por qué estás tan lejos de mi salvación,
y de las palabras de mi clamor?Dios mío, clamo de día, y no respondes;
y de noche, y no hay para mí reposo.Mas tú eres santo,
tú que habitas entre las alabanzas de Israel.En ti confiaron nuestros padres;
confiaron, y los libraste.A ti clamaron, y fueron librados;
en ti confiaron, y no fueron avergonzados.Pero yo soy gusano, y no hombre;
oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo.Todos los que me ven me escarnecen;
estiran la boca, menean la cabeza, diciendo:«Se encomendó al Señor, líbrelo él;
sálvelo, puesto que en él se complacía».Mas tú eres el que me sacó del vientre;
el que me hizo estar confiado desde que estaba en el seno de mi madre.Sobre ti fui echado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.No te alejes de mí, porque la aflicción está cerca,
porque no hay quien ayude.Me han rodeado muchos toros;
me cercó el toro fuerte de Basán.Abrieron sobre mí su boca
como león rapaz y rugiente.Como agua me derramé,
y todos mis huesos se descoyuntaron;
mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas.Como un tiesto se secó mi fuerza,
y mi lengua se pegó a mi paladar;
y me has puesto en el polvo de la muerte.Porque me han rodeado perros;
me ha cercado banda de malignos;
horadaron mis manos y mis pies.Puedo contar todos mis huesos;
entre tanto, ellos me miran y atienden.Repartieron entre sí mis vestidos,
y sobre mi ropa echaron suertes.Mas tú, Señor, no te alejes;
fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.Libra mi alma de la espada,
mi única vida de la garra del perro.Sálvame de la boca del león,
y líbrame de los cuernos del toro.Contaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.Vosotros que teméis al Señor, alabadlo;
glorificadlo, vosotros todos, descendencia de Jacob;
y temedlo, vosotros todos, posteridad de Israel.Porque no menospreció ni abominó la aflicción del afligido,
ni se escondió de él;
antes, cuando clamó a él, le oyó.De ti viene mi alabanza en la gran congregación;
mis votos pagaré delante de los que le temen.Comerán los humildes, y serán saciados;
alabarán al Señor los que le buscan;
vivirá para siempre su corazón.Se acordarán, y se volverán al Señor todos los confines de la tierra,
y todas las familias de las naciones adorarán delante de ti.Porque del Señor es el reino,
y él gobierna a las naciones.Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra;
se arrodillarán delante de él todos los que descienden al polvo,
los que no pueden conservar en vida su propia alma.A la posteridad le servirá,
se hablará del Señor a la generación futura.Vendrán, y anunciarán su justicia;
a un pueblo aún no nacido, anunciarán que él hizo esto.
¿Qué enseñanzas nos deja el Salmo 22 católico?
Enseñanzas principales del Salmo 22:
- Dios nunca nos abandona: El autor del Salmo 22 experimentó sentirse abandonado por Dios en momentos de angustia y dolor, pero reconoce que Dios siempre está presente y dispuesto a escuchar nuestras oraciones.
- La importancia de la fe: A través de este Salmo se muestra la importancia de mantener la fe y confiar en Dios incluso en situaciones difíciles.
- La vulnerabilidad humana: El autor del Salmo 22 expresa su vulnerabilidad al hablar de su dolor y angustia abiertamente, lo que nos enseña que no hay nada malo en mostrar nuestras emociones y buscar apoyo en tiempos de necesidad.
- La importancia del arrepentimiento: En este Salmo también se encuentra una referencia al arrepentimiento y el perdón, lo que nos recuerda la importancia de reconocer nuestros errores y buscar la reconciliación con Dios.
- La victoria final sobre el mal: El Salmo 22 termina con una nota de triunfo y esperanza, recordándonos que, a pesar de las dificultades, Dios prevalecerá y triunfará sobre el mal en última instancia.