Salmo 18 | Versión completa | Explicado

El Salmo 18 es uno de los más poderosos y emotivos de todo el libro bíblico de los Salmos, en el que el rey David expresa su gratitud por la protección divina que recibió en momentos de peligro y tribulación. Este poema se divide en dos partes, la primera de las cuales está dedicada a la alabanza de Dios, mientras que la segunda describe las circunstancias que llevaron a David a invocar su ayuda.

En la primera parte del Salmo 18, David se dirige a Dios con una serie de metáforas que reflejan su grandeza y bondad. Lo llama «roca mía» y «fortaleza mía», y expresa su confianza en su protección: «En él me refugio; Él es mi escudo y mi fuerza, mi apoyo seguro». David habla de su angustia y del miedo que lo invadió en algunos momentos, pero siempre volvió a Dios con fe y esperanza.

En la segunda parte del Salmo 18, David describe algunas de las situaciones extremas que tuvo que enfrentar, como la persecución de sus enemigos o los peligros que corría como guerrero. En estos momentos acudió a Dios en busca de ayuda, implorando su intervención de manera dramática: «Desde su templo escuchó mi voz, y mi clamor llegó a sus oídos. La tierra se estremeció y tembló; los cimientos de los montes se agitaron y se estremecieron, porque se había airado».

Finalmente, el Salmo 18 concluye con un estallido de júbilo y victoria, en el que David agradece a Dios por haberlo sacado de las dificultades y le promete lealtad y obediencia. En estas líneas se refleja la profunda emoción y gratitud que siente el rey por el amor y cuidado divino, y la certeza de que siempre podrá confiar en su protección, incluso si el camino por delante es difícil y lleno de obstáculos.

En resumen, el Salmo 18 es un canto de alabanza y gratitud hacia Dios, en el que David expresa su confianza en la protección divina y su agradecimiento por haberlo rescatado de las situaciones más difíciles. En este poema, el rey de Israel expresa su fe en la bondad y justicia de Dios, y la certeza de que siempre podrá encontrar refugio y ayuda en su presencia. Es un Salmo emocionante y conmovedor que habla de la fuerza y la pureza de la fe y el amor por el ser supremo.

Letra completa del Salmo 18



1 Te amo, Señor, mi fuerza.
2 El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi liberador; mi Dios es mi roca, en quien me refugio. Él es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!
3 Invoco al Señor, quien es digno de alabanza, y soy salvo de mis enemigos.
4 Los lazos de la muerte me envolvieron, me tendieron trampas mortales, pero en mi angustia invoqué al Señor; a mi Dios clamé pidiendo ayuda. Desde su templo él oyó mi voz; ¡mi clamor llegó a sus oídos!
5 La tierra tembló y se estremeció, temblaron los fundamentos de las montañas; se agitaron porque él se indignó.
6 Desde su nariz salió humo, de su boca salieron llamas devoradoras; las brasas se encendieron por él.
7 Inclinó los cielos y descendió; densa oscuridad cubría sus pies.
8 Cabalgó sobre un querubín y surcó los cielos; avanzó sobre las alas del viento.
9 Hizo de las tinieblas su escondite; a su alrededor, su tienda: la oscuridad densa del diluvio.
10 Del resplandor de su presencia salieron relámpagos, y por todas partes resonaron truenos y granizo.
11 El Señor desató su furia; desplegó su ira y su enojo, haciendo brotar de la tierra llamas y fuego ardiente.
12 Abrió los cielos y descendió; densa oscuridad cubría sus pies.
13 Cabalgó sobre un querubín y voló; avanzó sobre las alas del viento.
14 Se ocultó tras las tinieblas de la noche; su tienda, las densas nubes del cielo.
15 Del resplandor de su presencia salieron relámpagos y truenos; avanzó en medio de la oscuridad de las nubes.
16 Desde lo alto disparó sus flechas y dispersó a mis enemigos; lanzó relámpagos y los hizo huir.
17 El abismo se abrió debajo de mí, y caí en un abismo profundo; las olas me cubrían por todas partes.
18 Pero el Señor extendió su mano y me sacó del abismo; me rescató de las aguas violentas.
19 Me libró de mis poderosos enemigos, y de los que me odiaban y eran más fuertes que yo.
20 Me atacaron en mi día de angustia, pero el Señor fue mi apoyo.
21 Me sacó a un lugar espacioso y me libró, porque se agradó de mí.
22 El Señor me ha recompensado conforme a mi justicia; por la limpieza de mis manos me ha pagado.
23 Pues he seguido los caminos del Señor; no me he apartado de mi Dios de manera alguna.
24 He sido fiel a todos sus mandamientos y he evitado el mal.
25 Por eso el Señor me ha recompensado conforme a mi justicia, según la limpieza de mis manos ante sus ojos.
26 Con los fieles eres fiel, con el íntegro eres íntegro;
27 con el que tiene pureza de corazón eres puro, y con el perverso eres astuto.
28 Tú libras al pueblo afligido, pero abates a los altivos y soberbios.
29 Tú, Señor, haces resplandecer mi lámpara; tú, mi Dios, iluminas mi oscuridad.
30 Contigo podré derrotar ejércitos y saltar muros.
31 En cuanto a Dios, su camino es perfecto; la palabra del Señor está libre de impureza. Él es escudo para los que en él se refugian.
32 Pues ¿quién es Dios fuera del Señor? ¿Quién es la roca sino nuestro Dios?
33 Dios es mi roca, en él encuentro protección. Es como un escudo para mí, la fortaleza que me salva, el lugar donde encuentro refugio. Él es mi salvador; me protege de la violencia.
34 Alabo al Señor porque me ha tratado bien; le canto al nombre del Señor Altísimo.



¿Qué enseñanzas nos deja el Salmo 18 católico?

El Salmo 18 nos enseña varias lecciones valiosas, aquí algunas de ellas:

  1. Agradecimiento por la protección y la ayuda divina: El salmista reconoce y agradece la protección y ayuda de Dios en momentos de peligro y adversidad.
  2.  Fe en Dios: El salmista confía en la fuerza y la guía divina, y reconoce que Dios es su roca y su fortaleza.
  3. Poder y majestad de Dios: El salmo describe la soberanía y la grandeza de Dios, que todo lo puede y todo lo sabe.
  4.  La justicia de Dios: El salmista también reconoce la justicia y la equidad de Dios, y cómo recompensa a cada uno según sus acciones.
  5.  La importancia de la disciplina divina: El salmo se refiere a la disciplina divina, que aunque es dolorosa y difícil, también es necesaria para purificar y fortalecer al creyente.
  6.  La oración como medio de conexión con Dios: El salmo es una oración que expresa la necesidad de Dios y la relación íntima con Él, y nos muestra el poder que tiene la oración para conectarnos con Dios.
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