Hay una versión más antigua de la oración del Justo Juez, la cual muchas personas consideran que realmente es la oración legitima.
Esta oración fue utilizada por los ejércitos cristianos cuando combatieron contra los turcos y contra los infieles hace muchos siglos, sirviéndoles para recobrar la fuerza.
La siguiente oración está completamente basada en la oración original, la cual se encuentra grabada sobre una plancha de oro que está en el convento religioso de armenios en Santa María Egipcíaca al pie del Monte Líbano.
Es una plancha de oro que fue descubierta por el príncipe Godofredo de Bouillón, durante la primera cruzada contra los mahometanos, con el fin de poder rescatar a los santos de Jerusalén.
En el Monte Calvario y siendo enterrada a un lado del peñasco en el que se puso la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
La historia dice que durante mucho tiempo la oración fue prohibida, ya que muchos ladrones y personas alas abusaban de ella.
Se trata de una oración que es muy efectiva para poder librarnos de nuestros enemigos, de guerras, de persecuciones, de prisiones y de las pestes de todo tipo. Con ella los cristianos han conseguido recuperar los Lugares Santos.
Oración antigua al glorioso Justo Juez
Jesucristo, nuestro señor divino y Justo Juez. El sol de la justicia en el cielo como en la tierra. Casto el vientre de la Virgen, que sufrió por el bienestar de los humanos.
Justo Juez, nuestro creador, escucha mi oración y atiende mis suplicas, no hagas caso omiso de mis peticiones y dales un lugar favorable.
Tu voz siempre ha sido la mejor forma de calmar las tempestades, pudiendo resucitar a los muertos y sanar a los enfermos. Pone fin a la fuga d ellos demonios, haciendo que abandonen los cuerpos de los poseídos. Le da vista a los ciegos, habla a los mudos y el perdón a los pecadores.
Tú que eres capaz de hacer invisibles a los enemigos, que con tu voz pueden retroceder, caer por tierra en Huerto, aquellos que fueron a aprisionarte y que cuando estabas en la Santa Cruz, tu voz estremeció a todos.
Tú que abriste la cárcel para libera a Pedro sin que fuera visto por los guardias. Tú que pudiste salvar Dimas, ladrón y adúltero que estaba arrepentido.
Es por eso que te suplico, Justo Juez, que puedas ayudarme a librarme de todos mis enemigos, que la Sabana Santa me envuelva y me proteja para que nada malo pueda sucederme ni a las personas que me rodean.
Que ni los espías miren mi encuentre, que ni los caballos me alcancen. En tu sangre que bañare, en tu manto me cubriré y de tu mano recibiré la bendición. Tu poder me ocultará y tu cruz me defenderá de todo mal, serás el escudo que me proteja a lo largo de mi vida y en mi muerte.
¡Oh, Justo Juez! Hijo del Padre Celestial, aquel que con el espíritu Santo y Dios es uno solo. Te suplico que puedas protegerme y cubrirme con el Velo Santo.
Santa Trinidad, librame de los peligros y permite que glorifique tu Santo Nombre.
Amén.